En Finlandia todas las casas de apuestas, loterías y máquinas tragaperras en general son llevadas bajo el mando de Veikkaus, una compañía del Estado que dirige el monopolio.
Las ganancias se destinan a financiar cultura, deportes, salud y otras causas sociales. En apariencia es un buen sistema que ayuda a la población, pero… ¿es realmente así?
En España estamos acostumbrados a los anuncios de lotería de Navidad, a los vendedores del cupón de la ONCE, las casas de apuestas en deportes sobre todo y a una o dos máquinas tragaperras en los bares.
Pero en Finlandia es otro nivel. Los anuncios de televisión y vallas publicitarias por la calle son un bombardeo constante de anuncios de apuestas y lotería. Todos los supermercados en los que he entrado tienen máquinas tragaperras, además si son un poco grandes (digamos tamaño Mercadona) tienen al menos 10 de ellas y suelen estar ocupadas. También hay en estaciones de transporte, gasolineras, tiendas…

No es de extrañar entonces que, según el Instituto Nacional de Sanidad y Bienestar de Finlandia o THL, un 80% de los finlandeses apuesta. Para la mayoría de ellos el juego no supone un problema pero un 3,3%, unas 124.000 personas, presentan problemas de ludopatía o adicción a las apuestas grave.
Incluso cuando pierdes la apuesta, un finlandés siempre gana
Slogan promovido durante años por la agencia estatal Veikkaus
Además, de acuerdo con el THL, el mayor problema reside en que un tercio de las ganancias totales provienen de los más desfavorecidos como pensionistas, desempleados o personas con menos ingresos.
Y, aunque desde Veikkaus lo nieguen, la revista Seura sostiene que la mayor concentración de estas máquinas tragaperras se localiza en barrios con menor nivel económico o educativo.

Personalmente ha sido algo chocante de ver como algo que, a mi parecer no debería ser una actividad común, es tan cotidiano aquí. Normalmente donde más gente jugando veo es en el supermercado y suele ser gente mayor. Aunque también varias veces me he encontrado con un grupo de chicos de no más de 12 o 13 años jugando y, si bien está prohibido a menores de edad, nadie fue a llamarles la atención ni impedirles su uso.
Se trata de un problema de difícil solución ya que está muy integrado en la vida diaria de los finlandeses. El hecho de que las tragaperras sean tan accesibles en todas partes (sobre todo en los supermercados, a los que no puedes evitar tener que ir) y que además puedes jugar simplemente introduciendo la tarjeta de crédito, perdiendo la noción de cuánto gastas, claramente incentiva a la población a jugar.
Imagen de portada de http://www.hs.fi